Várices: Un peligro para la salud

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Las mujeres son más propensas a padecer várices. El embarazo, la edad, la obesidad, el historial familiar y estar parado o sentado por largos periodos de tiempo son algunas de las principales causas que las provocan.

Durante el periodo de gestación, el crecimiento del útero ejerce presión sobre la vena cava inferior (vena del lado derecho del cuerpo) dando como resultado el aumento del volumen de sangre mientras disminuye su fuerza desde las piernas a la pelvis provocando la aparición de las temibles venas varicosas conocidas como «arañitas». Es fácil identificarlas al mostrarse azuladas, moradas o hinchadas.

Hay várices que no molestan en absoluto y, en otros casos, sólo ocasionan leves molestias acompañadas de una sensación de pesadez o dolor en las piernas. Además, dificultan la circulación de retorno.  Para desinflamarlas  puedes probar con pantimedias especiales disponibles en tiendas de artículos médicos y farmacias que logran el regreso de la sangre hacia el corazón. Si después del parto aún persiste su presencia es recomendable buscar un tratamiento adecuado. Del mismo modo, no existe una manera 100 % efectiva de prevención, pero con un estilo de vida saludable y al poner las piernas en alto mientras se toma un descanso se reduce el riesgo de que aparezcan o empeoren.

Para asegurarte de que las várices no se encuentran en un estado preocupante, lo mejor es consultar con un médico o visitar a un especialista. Él te preguntará si percibes algún dolor y observará tus piernas mientras estás de pie. Si se requiere un análisis más profundo existen pruebas de ultrasonido para encontrar coágulos sanguíneos.

 

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