BILIRRUBINA ALTA EN BEBÉS: ¿Qué es la ictericia y cómo puede afectar a tu hijo?

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La ictericia en recién nacidos sucede cuando un bebé tiene un alto nivel de bilirrubina en la sangre. Esta se manifiesta con una coloración amarillenta de la piel o del blanco de los ojos. Suele aparecer primero en la cara y luego por el cuerpo, pecho, abdomen, brazos y piernas.

¿Qué dicen los médicos sobre el diagnóstico?

La Dra. Rosa María Rozalén, especialista en Salud Infantil, recomienda evaluar a todos los bebés a los pocos días de nacer para saber si tienen ictericia. Advierte que una ictericia grave ocurre cuando la concentración de bilirrubina es superior a 25 mg. Si no se trata a tiempo puede provocar sordera, parálisis cerebral u otros tipos de daño. En casos raros, la ictericia puede ser un signo de otro mal, como una infección o un problema en la glándula tiroidea.

Situación del recién nacido

La especialista explica las razones por las que los recién nacidos son los más propensos a contraer la temida ictericia: 

  • Se debe tener en cuenta que los recién nacidos fabrican más bilirrubina que los adultos, esto se debe a que renuevan más a menudo sus glóbulos rojos.
  • Por otro lado, el hígado de un recién nacido todavía está en desarrollo y puede no ser capaz de eliminar suficiente cantidad de bilirrubina de la sangre.
  • Por último, los intestinos del recién nacido absorben una bilirrubina que normalmente saldría de su cuerpo en forma de heces.

La ictericia fisiológica

El tipo más común de ictericia se denomina ictericia fisiológica y, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), puede afectar hasta al 60% de los recién nacidos. Una vez que el bebé comience a madurar y las cantidades de células rojas de la sangre disminuyan, la ictericia se desplomará sin efectos secundarios sobre el pequeño. Esto sucede generalmente alrededor de una o dos semanas después del nacimiento.

Sin embargo, existen otras razones menos comunes que pueden causar ictericia. Por ejemplo:

  • Incompatibilidad de sangre con la madre.
  • Problemas de coagulación de la sangre.
  • Contusión excesiva durante el parto.
  • Problemas con la lactancia.

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