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Es tarea principal de los padres velar por la seguridad e integridad física de sus hijos. Sin embargo, pese a los meticulosos cuidados que puedan tener papá o mamá, el niño no está exento de sufrir alguna lesión. Cuando esto ocurra, toma en cuenta los siguientes consejos que trae Mamá Por Tres para ti:

Atendiendo una herida

Lo primero que se debe hacer ante la aparición de una herida por corte leve es detener el sangrado. Para ello, debe aplicarse presión con una gasa limpia o una tela sobre el área afectada por cinco minutos. Si el sangrado continúa deberá llamar al médico.

Una vez detenido el sangrado, se deberá limpiar con agua fría la herida. Debe evitar usar alcohol, yodo u alguna otra solución antiséptica en la herida abierta pues puede incomodar al menor.

El último paso es aplicar un ungüento antibiótico en la zona lastimada y luego envolver con una venda no adherente. Se debe reemplazar la venda diariamente o cada vez que esta se ensucie o humedezca. De presentarse fiebre u otra complicación llamar de inmediato al médico pues pueden ser signos de una infección.

 

Prevenir las cicatrices

Una vez pasado el susto y haber atendido la herida, deberemos seguir estas recomendaciones para prevenir o limitar las cicatrices que si bien no generan ningún malestar físico si podría afectar la parte estética de la piel del niño.

Una primera atención es la de mantener la herida tapada durante las primeras etapa de curación para estimular el crecimiento de piel nueva. Además, hay que evitar que tu hijo practique deportes agresivos para reducir el riesgo de reabrir la herida. Por último, procurar la alimentación con vitaminas y minerales para el proceso de curación de la herida.

 

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