
Se acerca el momento del parto. Pronto podrás conocer al pequeño que vivió durante nueve meses dentro de tu pancita. No hay momento más maravilloso para una embarazada que éste. Pero puedes sentir angustia, tensión y miedo por el dolor que representa un parto natural. “¿Y si mejor me hago una cesárea?”, es una posibilidad que puede haber pasado por tu cabeza. Sin embargo, es importante que sepas que la cesárea es un procedimiento quirúrgico que solo puede hacerse en casos excepcionales.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 85% de la población de mujeres gestantes está en condiciones de tener un parto natural. Esto quiere decir que solo el 15% presenta los factores de riesgo por los que se deba practicar una cesárea. Esta situación resulta alarmante, teniendo en cuenta que en el Perú anualmente el 40% de las embarazadas son sometidas a este procedimiento quirúrgico en el que se abren las paredes exteriores del estómago para sacar al bebé.
Según Ynes Vigil, Educadora Perinatal y Lamaze Certified Childbirth Educator, son cuatro los factores físicos principales para que el médico obstetra proceda a practicar una cesárea. El primero es que la futura madre tenga una pelvis adecuada. Existen cuatro tipos de pelvis; sin embargo, solo una, la pelvis ginecológica, es la que generalmente sirve para que las mujeres tengan un parto por vía vaginal. Sucede que, a veces, las mujeres, por cuestiones genéticas, no poseen este tipo de pelvis y se tiene que recurrir a la cesárea. Se recomienda que el médico obstetra realice un examen con el fin de identificar el tipo de pelvis y pueda establecer el modo ideal para el nacimiento del pequeño.
El segundo factor es el tamaño o peso del bebé. Según los estándares de los centros de salud a nivel mundial, si un bebé pesa más de cuatro kilos es necesario practicar una cesárea. Según la especialista, cuando un bebé sobrepasa el peso establecido, lo recomendable es hacer una cesárea, pues dificulta su salida por el canal de parto, lo que podría resultar peligroso tanto para su vida como para la vida de la madre. Cuando el bebé pesa menos de los kilos mencionados, puede nacer por parto natural, siempre y cuando no presente otro de los factores de riesgo.
El tercer factor es la posición en la que se encuentre el bebé antes del parto. Lo ideal es que el pequeño se encuentre con la cabeza hacia abajo y en posición vertical para facilitar la salida por el canal de parto; sin embargo, ocurren casos donde el bebé se encuentra con los pies hacia abajo y en posición horizontal, lo que imposibilita su expulsión. Es en este último caso que el médico obstetra opta por realizar una cesárea, pues está en riesgo la vida del bebé y la estabilidad de la madre.
El cuarto factor depende de la placenta. Pensemos en el útero como si fuera una botella invertida. El pico vendría a ser la parte inferior del útero, mientras que la parte más ancha de la botella sería el cuerpo del útero. Pues bien, lo ideal es que la placenta esté insertada en la parte superior; es decir, en la parte de adentro. Esto facilita la salida del bebé. De no encontrarse alojada ahí, es necesario proceder con la cesárea.
Cabe mencionar que existen más factores por los que la embarazada puede ser sometida a esta intervención quirúrgica. En esta ocasión, te hemos presentado únicamente los factores fisiológicos. Te invitamos a estar atenta, pues en una próxima publicación te contaremos cuáles son los demás factores a tomar en cuenta antes de proceder con una cesárea. Recuerda que un simple dolor no es motivo suficiente para no optar por el parto natural. Esto depende de factores más complejos que únicamente puede decidir tu médico tratante.