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Son algunos pequeños los que transitan por diversas fases en las que el miedo los domina, una de ellas es el temor por ir al baño y hacer popo. Este gran temor, surge cuando dejan el pañal y comienzan a experimentar a usar el inodoro habitual.
Aunque este miedo puede surgir en diversas etapas de su desarrollo, como luego de los 3 años y esto puede causar angustia para los padres. En algunos momentos, hasta deben recurrir por laxantes para aligerar el estreñimiento provocado por el miedo a ir al baño.
Puede ser a causa de situaciones emocionales, como los primeros días del nido la llegada de un nuevo bebé en casa o el cambio de residencia puede alterar al niño y su normal desarrollo digestivo.
Según algunos expertos, para muchos pequeños, retener las heces puede ser por una cuestión de higiene, del miedo a tener asco o vergüenza de que salga de su cuerpo algo sucio y muy desagradable para ellos.
En gran parte de situaciones, este episodio es pasajero y con el transcurso del tiempo se soluciona. Sin embargo, desde el momento que se observe al pequeño estreñido se aconseja que visite el pediatra para que lo puedan orientar en sus cuidados. El especialista determinará si se necesita algún tratamiento en especial con laxantes u otro medicamento.
Según el pediatra Álvaro Altamirano, los bebés que tienen miedo hacer popo, normalizan que el momento de ir al baño causa mucho dolor y nerviosismo, por eso prefieren dormir y retener las heces para aliviar la incomodidad. Por esta retención que algunos a algunos pequeños les causa estreñimiento y lloran por esta situación.
¿Cómo ayudar al pequeño a superar sus miedos?
Muy aparte de las indicaciones del pediatra, los padres deben apoyar a los hijos en sus primeros temores y que el momento de ir al baño no sea una tortura para el menor.
El proceso para retirar el pañal es sumamente importante. Los padres tienen que respetar los tiempos que marque el bebé y de esta forma la retirada antes que se sienta seguro y cómodo con este nuevo cambio.
Los responsables del cuidado del pequeño deben ser empáticos y respetuosos con la situación del niño. Así, no ignorarán la importancia de lo que le ocurre a su bebé. Deben de comprender que, si el niño ha tenido una experiencia previa y doloroso, será más dramático el momento en que vuelva a intentar hacer popo por ello solo tienen que comprender y ayudar a superar.