Todos los padres quieren que su hijo tenga la sonrisa perfecta. Y es que, a veces, el cepillado diario o diversos cuidados de higiene bucal no son suficientes. Es así que muchos optan por ponerle brackets o frenillos a sus pequeños. Pero, ¿existe una edad mínima para que un niño pueda usar este aparato de corrección dental?
Existen múltiples sistemas para corregir las maloclusiones o malposiciones dentales. Para esto es necesario realizar un correcto diagnóstico basado en un minucioso estudio ortodóncico. Esta es la herramienta más importante para saber qué sistema de ortodoncia es el que mejor se adapta a las necesidades de tu pequeño. Ahora la pregunta es; ¿a qué edad es recomendable solicitar esta consulta para ponerle brackets a mi hijo?
La Dra. Giselle Marulanda, especialista en Ortodoncia y Cirugía Maxilofacial, desmiente un mito popular. Ella advierte que mucha gente piensa que lo lógico es esperar a que se caigan todos los dientes de leche y salgan todos los dientes definitivos para recién acudir al odontólogo. Pero esta idea no es correcta.
La especialista recomienda que la primera visita al ortodoncista se realice a los seis años, porque es la edad en la que erupcionan los primeros molares permanentes, piezas claves en el encaje y asentamiento dental. Existen problemas dentales asociados al crecimiento del hueso que deben detectarse y tratarse precozmente, la mayoría de veces con aparatos fijos o removibles que no son brackets propiamente dichos.
Si se realizan estas consultas tempranas al odontólogo, es posible que se cancele el uso de brackets a futuro. En otro escenario, el tiempo de uso de los frenillos en tu hijo será mucho menor, teniendo en cuenta que el crecimiento y formación de la dentadura se estuvo vigilando efectivamente con antelación. Sin embargo, no existe una edad mínima o adecuada para usar brackets. Según Giselle, todo depende del paciente y del problema dental que presente.
Solo recuerda llevar a tu hijo al ortodoncista una vez que haya cumplido seis años. Su sonrisa te lo agradecerá.
