Muchas personas adoran a sus perros e incluso los llaman “hijos”. Pero ¿qué ocurre cuando tienes uno en casa y está próxima la llegada de un bebé? Si estás por convertirte en madre y tienes uno o más canes en casa, es importante que sepas qué tan recomendable es que el recién nacido conviva con el perro en términos de salud e higiene.
Según el Dr. Alvaro Altamirano, Médico Pediatra y Director del Consultorio Médico Pediátrico, los recién nacidos no cuentan con muchas defensas y son más vulnerables a las infecciones. Su piel es más sensible y requieren de varios cuidados. El especialista recomienda que los canes no tengan contacto con ellos, sobre todo en el primer mes de nacidos, puesto que pueden ocasionarle alergias, debido a su pelaje, y eso detonaría en problemas respiratorios como tos o asma.
Ver a un bebé interactuando con un perro puede parecer una tierna escena para los padres; sin embargo, deben tener en cuenta que podría ser peligroso para la salud del recién nacido: es probable que se transmitan infecciones, por ejemplo, la parasitosis, que se presenta con diarrea o vómitos. Por lo tanto, los padres deben evitar que el can se acerque hasta que el bebé tenga todas las vacunas necesarias que lo protejan. Asimismo, es fundamental mantener limpia a la mascota y que esté desparasitada, con visitas periódicas al veterinario para detectar cualquier anomalía que ponga en peligro al recién nacido.
ENTONCES, ¿CUÁL ES LA SOLUCIÓN?
Tampoco se trata de abandonar al can y dejarlo a su suerte en el patio de la casa. La Doctora Maritza Lolli, experta en Medicina Veterinaria, considera que la llegada de un bebé a casa no es motivo para descuidar a la mascota que brindó tanto amor desinteresado a sus dueños durante años. Según la especialista, muchos padres cometen este error sin saber las catastróficas consecuencias que esto podría traer en la salud de sus perros.
Si se abandona al can en una habitación alejada de la casa y con las justas se dedica tiempo para darle de comer, es probable que pueda sentirse celoso o desplazado por el recién nacido, provocando celos y viéndolo como el enemigo que llegó para arrebatarle el amor y atención de sus dueños. Por eso, desde un principio es importante que los padres fomenten una relación basada en la seguridad y el respeto entre ambos.
Un principio básico es nunca dejar al bebé y a la mascota sin supervisión. Tal vez usted tenga al perro más tierno y tranquilo del mundo, pero muchas veces los pequeños, por curiosidad, toman su cola, oreja, o le pican los ojos, y la reacción del can podría ser muy brusca, conllevando a un ataque inesperado. Además, es muy importante no descuidarlos, pues esto podría llevar a una depresión canina. Lo que podría desencadenar en una terrible enfermedad que lo lleve a la muerte.
Tanto el pequeño como el can requieren su propio espacio. Lo ideal es que la mascota no permanezca durante mucho tiempo en la habitación del bebé, para evitar posibles contagios. De igual manera, el plato y la cama del perro no deben estar al alcance del recién nacido. Los animales merecen respeto y tener un lugar digno para vivir. La llegada de un bebé no es motivo para abandonarlos. La solución es acondicionar la casa y marcar límites.
Finalmente, recuerda que la convivencia entre ambos es recomendable a medida que el bebé crezca y tenga más defensas, puesto que, a la larga, tener una mascota lo ayudará a crear sentimientos de amor, respeto y responsabilidad hacia todos los seres vivos.