¿Qué debemos hacer cuando nuestros hijos nos contestan mal?

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Existen niños o niñas que son rebeldes, ya que quieren imponer su criterio o sus ideales y otros que son pacíficos. Pero, sabemos qué debemos hacer para que no nos dominen ni mucho menos nos insulten. En esta nota te contaremos cómo debemos actuar cuando nuestros hijos nos contestan mal.

Jesica Kuwae, psicóloga infantil y directora del centro Crianza Danza, señala que primero es importante tomar en cuenta la edad del niño. No es lo mismo que un niño de 2 o 3 años tenga este comportamiento a que lo demuestre uno de 8 o 9 años. Sin embargo, podríamos decir que los niños manifiestan conductas groseras porque aún reaccionan en forma impulsiva o porque imitan a personas adultas significativas.

¿QUÉ DEBEMOS HACER?

Lo esencial es dejar en claro cuál es la forma adecuada de responder o de actuar cuando se relacionan con: papá, mamá, hermanos u otros familiares. Los niños deben saber de qué manera se responde, cuáles son las palabras correctas y cuáles las acciones aceptadas, porque priorizamos el respeto y la amabilidad. Si no se cumplen esas condiciones, uno no puede relacionarse, ya sea: conversar, escuchar una petición o resolver un problema.

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¿CÓMO DEBEMOS ACTUAR?

Si las reglas de comunicación y trato están claras, los niños saben cómo deben comportarse. Si no las aceptan, pueden no ser escuchados, deben esperar calmarse para hablar o buscar otra forma de pedir lo que desean o lograr lo que quieren.

¿CUÁNDO YA EMPIEZAN HACER UN PROBLEMA?

Si el comportamiento grosero es frecuente o persiste a pesar del manejo de los padres, es importante acudir a un especialista. Tal vez, hay características de conducta o alguna condición específica que requiere otro tipo de intervención.

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RECOMENDACIONES PARA LOS PADRES DE FAMILIA

Los niños están alertas al comportamiento de los padres todo el tiempo: las palabras que utilizan, la entonación en que hablan y la forma en que se comunican con los demás. Por lo que, sí observamos que hay reacciones groseras en los niños, ya sea en palabras o acciones, lo primero a considerar es cómo nos estamos comportando nosotros como adultos.

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