Una de las eternas preguntas sobre los primeros meses es saber el sexo del bebé: ¿será niño o niña? En el caso de un primer embarazo, esta duda tiene menor importancia que en gestaciones continuas, en las cuales puede desearse un hijo de un determinado sexo. En estos casos, muchas parejas preguntan sobre los factores que pueden influir las posibilidades de tener un hijo del sexo deseado.
Las células reproductivas humanas, conocidas como gametos, son el óvulo u ovocito y el espermatozoide. Estos gametos tienen la particularidad, al contrario que el resto de las células de nuestro organismo de aguardar la mitad de los cromosomas de una célula normal. En una célula normal se encuentran 46 cromosomas, 44 autosomas y dos cromosomas sexuales, XX para el caso de la mujer y XY para el caso del hombre. El óvulo y el espermatozoide, estos van a contener 23 cromosomas para que cuando se unan ambos resulte una célula normal de 46 cromosomas.
El óvulo siempre tendrá 22 autosomas y un cromosoma X en todas las situaciones, ya que procede de células de un organismo femenino en el cual no existe el cromosoma Y. En el caso de los espermatozoides, contendrán 22 autosomas y un cromosoma sexual, que puede ser tanto un cromosoma X como Y.
Niño o niña al 50 por ciento
Según el Gineco Obstetra Salvador Raúl Díaz Llaque, cuando se fecunda un óvulo por un espermatozoide con un cromosoma X se creará una mujer, y en caso de fecundarse con un espermatozoide que contenga un cromosoma Y, se creará un hombre. La probabilidad de cada sexo es el 50%, ya que existen justo la mitad de espermatozoides de cada tipo y la posibilidad de fecundar es la misma que para otro. Podemos concluir que el sexo del futuro bebé lo determina el gameto masculino, es decir el espermatozoide, que es el que aporta el cromosoma X o Y especificador.
Hay algunas evidencias, aunque no han sido demostradas de forma científica la posibilidad de que el óvulo sea fecundado por un espermatozoide que contenga un cromosoma u otro según la oportunidad del ciclo, de forma que sería más sencillo conseguir un embrión femenino en las primeras horas tras la ovulación, y uno masculino en horas más tardías.
El hecho contrastado es que no hay probabilidad de mejorar este porcentaje, basado en la posibilidad y la estadística, por lo que a los futuros padres que deseen un hijo de un determinado sexo.