Esperamos tanto tiempo para tenerlo en nuestros brazos, y ahora que llegó nuestro bebé nos toca ponernos más saludables y llenas de energías para pronto correr tras él, además de vernos mucho más lindas.
Tenemos el concepto equivocado que la dieta es dejar de comer, o comer mínimas proporciones de alimentos. Este es uno de los errores más comunes que solemos cometer cuando estamos en el apuro por perder peso y creemos que de esta forma lo lograremos más rápido.
Actualmente existen infinidad de dietas, y aunque con muchas de ellas logramos reducir esos kilitos de más, al mismo tiempo ocasionamos una importante pérdida de energía e incluso estética, pues en esta etapa es donde más nos debemos preocupar por llenarnos de salud, buscar nuevamente recuperar la tonicidad muscular haciendo que nuestra piel luzca más sana.
Dieta es comer de todo pero con control, tener equilibrio en las proporciones, darnos ciertos gustos sin castigar nuestra salud y siempre acompañar nuestro régimen de alimentación con un adecuado plan de actividad física.
Dentro de un plan de alimentación que busca recuperar el peso saludable debemos tener en cuenta tres puntos importantes a trabajar como lo son la reducción del porcentaje de grasa corporal, el estimular la sensación de la saciedad con alimentos sanos y bajos en calorías, así como controlar porciones de alimentos.
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Nutrientes necesarios
Eliminamos los carbohidratos de nuestra dieta, consumimos poca cantidad de proteínas, resultando: carencia importante de nutrientes, desequilibrios orgánicos como bajo rendimiento, mal humor, bajo estado de ánimo y sobre todo poca energía para atender y cuidar a nuestro bebé.
La lactancia es una periodo en la vida de mujer mucho más agotador que el propio embarazo, donde las necesidades energéticas son más elevadas debido al gran esfuerzo metabólico que implica la producción de leche. Por lo que es necesario compensar a la madre mediante una alimentación adecuada, poniendo énfasis en el periodo de lactancia. Esto no significa que se deba comer en exceso, sino que la dieta se adapte a las necesidades de cada uno.
•Carbohidratos
Son las principales fuentes de energías para todas las funciones del cuerpo. Importante para la digestión y asimilación de otros alimentos. Ayudan a regular el metabolismo de las proteínas y grasas.
Buena opción:
Pan integral, hojuelas integrales, arroz integral, menestras, granos, cereales, etc.
•Proteínas
Son elementos indispensables para el crecimiento, construcción y mantenimiento de tejido y órganos.
Buena opción:
Carnes de res, pescado, pollo, leche (de preferencia descremadas) y derivados, huevo e hígado.
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•Lípidos
Es una importante fuente de energía. Actúan como vehículo para las vitaminas A, D, E y K. Favorece en la absorción de la vitamina D y ayuda al calcio para ser absorbido por el tejido del cuerpo.
Buena opción:
Palta, aceituna, maní, ajonjolí, aceite de oliva, etc.