DSi te preocupa que tu hijo moje su ropita con su saliva o cambiarle los baberos a cada media hora te inquieta, en esta nota te contaremos algunas recomendaciones para manejar esta situación.
Álvaro Altamirano, director médico del Consultorio Médico Pediátrico y pediatra de Emergencia del Hospital Guillermo Almenara comenta que, normalmente cuando los pequeños nacen no suelen babear mucho, porque la producción de saliva es poca.
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¿CUÁNDO EMPIEZAN A BABEAR?
El especialista señala que puede ocurrir en el primer o segundo mes. Además, puede comenzar porque el niño empieza a producir más volumen de saliva y no del gluten, tantas veces por minuto como los adultos.
¿A QUÉ SE DEBE QUE?
Primero, el babeo se debe a que hay un aumento en la producción de saliva y el pequeño todavía no degluta tantas veces. Segundo, el niño no deglute tantas veces como debería hacer, por una inmadurez en ingerir y eso hace que la producción de lo babeo sea continua; es decir, produce más saliva de lo que puede deglutir.
¿ES BUENO O MALO?
Altamirano recalca que hay bebés que babean más y otros menos. En realidad, sí es frecuente en tu pequeño no hay que estresarse, ya que es normal desde los dos meses de vida. Además, esto puede ser excesivo cuando el niño empieza a salir los dientes.
“El babeo en sí no es malo ni patológico, incluso los niños pueden babear hasta el año de vida sin ser algo malo”, agrega el especialista.
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¿CUÁNDO DEBO PREOCUPARME?
Si el babeo es más frecuente pasado el primer o los dos años de vida, puede que se presente un problema en el trastorno de la deglución, logrando que no quiera ingerir ningún tipo de alimento o incluso puede atorarse de forma continua.
El Dr. añade que existe una coordinación entre la deglución y la respiración, lo que ocasiona múltiples atoros al ingerir la comida o al tomar la leche, incluso al tomar la misma saliva, a esto se le llama trastorno de la deglución.
TE DEJAMOS ALGUNAS RECOMENDACIONES
Altamirano nos deja algunos tips para los padres de familia, estas son:
- El babeo puede comenzar a partir de los dos meses de vida. Además, este puede incrementarse con normalidad.
- Los padres no deben estresarse ni preocuparse. Muchas veces lo confunden con una faringitis o resfrío común.
- Cambiarlos y limpiarlos su cuello, quijada o pecho, ya que puede ocasionar dermatitis en la piel del niño.