El golpe de calor es la alteración grave de la regulación térmica, este se produce por la exposición excesiva al sol, por no estar hidratados o protegidos por los bloqueadores solares. Esto pueden sufrirlos cualquier persona, pero hay grupos que son más vulnerables como los bebés o niños menores de 4 años y los ancianos.
Una de las principales causas del golpe de calor en los niños es la exposición al sol y no ponerle las lociones adecuadas. Mientras que, las consecuencias que tendrían en los menores son: diarrea, fiebre, insolación o quemaduras solares. La piel de los lactantes es muy sensible frente al calor, debido a la inmadurez de la temperatura corporal.
Pero, ¿cómo saber si mi hijo tiene golpe de calor? Una de las señales que pueden alertar a los padres es la irritabilidad, irritación de la piel en el cuello, pecho, axilas, tener la piel seca y caliente, aparición de calambres musculares, cansancio, debilidad, vómitos y náuseas, desmayos, pérdida de conciencia, dolor de cabeza y la deshidratación. Si el bebé tiene más de 40º de fiebre puede llegar a estar en coma o incluso perder la vida.
Frente a ello, es fundamental que los padres o cuidadores del menor le proporcionen suero oral o agua. En caso de ser lactante deben de darle pecho. Asimismo, deben llevarlo a un lugar fresco y ventilado, quitarle la ropa y bañarlo con agua fresca.
Si el bebé no responde a los cuidados antes mencionados o los síntomas duran más de lo debido, conviene llevarlo a un médico lo más pronto.